sábado, 22 de diciembre de 2018

El helio pone aguda la voz

Más difícil es que todos hayan tenido la oportunidad de aspirar helio y hablar como el pato Donald, pero es una cosa que sucede por la densidad del helio. El aire que respiramos tiene una densidad de  1,225 kilogramos por metro cúbico, mientras que la del helio es de 0,1785 kilogramos por metro cúbico. Aunque es difícil de creer, el tono y el timbre dependen tanto de las cuerdas vocales como del diámetro, el largo y hasta la forma del resonador -la tráquea y la laringe- de cada cual. No es extraño pensar que la nuez de Adán, esa protuberancia más visible en los hombres, cambia la forma y el tono de nuestro timbre vocal. Cuando aspiramos helio, menos denso, la velocidad del sonido aumenta considerablemente dándonos ese tono agudo tan particular.

Adaptaciones:

a. El cambio de timbre y tono al aspirar helio se debe a que es menos denso que el aire que respiramos y aumenta la velocidad del sonido en sus moléculas de 344 a 927 metros por segundo.
b. Existe una sustancia llamada hexafluoruro de azufre que es mucho más densa y al aspirarla y hablar obtendremos el efecto contrario: una disminución de la velocidad y un tono grueso de película de terror.
c. No conviene aspirar una proporción muy alta de ninguno de los dos, aunque ambos son inoloros y no venenosos, nuestros pulmones no lo procesan -falta de oxígeno- y por tanto no hay una respiración real lo que puede llevar a un síncope o falla.
d. Es un error llamar cuerdas vocales a los pliegues vocales, porque efectivamente no son cuerdas. Además tampoco son bucales porque no están en la boca sino en la laringe.
e. La densidad del hexafluoruro de azufre es de 6,17 kilogramos por metro cúbico.
f. No son pliegues abecedarios porque la regulación del aire sólo produce las vocales, para hacer las consonantes requerimos del resto del aparato fonador articulador: paladar, dientes, labios y lengua.

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