viernes, 12 de octubre de 2018

Tenemos una serie Fibonacci

No es necesario ser un genio para construir la serie atribuida al matemático y comerciante del siglo XIII, Leonardo Pisano, basta con empezar con los números 1 y 1 y la siguiente cifra se logra con la suma de los dos anteriores, así que la tercera cifra es dos y la cuarta 3 y la siguiente cinco. Bien, así se obtiene pero lo importante es las relaciones que tal secuencia tiene con la naturaleza: La disposición de las ramas de los árboles, las semillas de las flores, las hojas de un tallo, hasta los huracanes y las formas de algunas galaxia y hasta la relación con la cantidad conocida como número áureo, que trataré en otro apartado. Por el momento baste decir que esta serie tan curiosa, aparece en la distribución de las hojas en un tallo: contando el primer tallo como 0 y hasta el siguiente sobre él, hallaremos una serie fibonacci al igual que en el número de espirales de los girasoles y de las piñas, o la distribución de las hojas de una margarita. En las falanges humanas se respeta la serie siendo su medida 2, 3, 5, 8. En el nacimiento y reproducción de los conejos: Todo esto suponiendo que la edad fértil se alcanza en un mes y que cada mes se tiene una nueva pareja de conejos nacidos de cada pareja. Háganlo, es divertido y la serie aparece como por encanto.


En serie:
a. La serie Fibonacci de un matemático del siglo XIII es: 1 1 2 3 5 8 13 21 34 55 89 144... El siguiente se halla sumando los dos anteriores.
b. Se halla esta serie en muchos procesos y formaciones naturales.
c. Se le atribuye magia y belleza, pero científicamente es el resultado de la evolución maximizándose y aprovechando la ley de pereza cósmica: Mayor cantidad de sol aprovechada, mayor crecimiento en menor espacio en fin. La naturaleza les premia con la proliferación y extingue las menos eficientes.

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