viernes, 27 de julio de 2018

Padecemos de callos, clavos y ampollas

Cuando nos quemamos aparece en la piel -quemadura de segundo grado- una burbuja de líquido con inflamación de la misma. La llamamos ampolla y es el resultado del efecto del calor sobre la piel y la reacción del organismo que envía un batallón de células macrófagas para atacar a los posibles intrusos que pudieran ingresar por la pared debilitada de la dichosa piel. Igual pasa cuando realizamos un ejercicio constante, trabajo de granja, pico, pala, barras en fin. Nuestra piel, debido al roce constante, sufre una quemadura que forma ampolla. Si el ejercicio a más de constante, se vuelve un hábito, la piel, en ese punto, se vuelve más gruesa para protegerla y es donde se forma el callo. Los clavos, al igual que los callos, son áreas de piel dura y gruesa. Suelen constar de un anillo amarillento de piel más blanda que rodea la parte central, dura y de color gris y se forman también por el endurecimiento de las partes sometidas a presión y esfuerzo, es decir, son callos.


Células muertas:
a. La ampolla es el resultado de una quemadura, el calor y la presión de un trabajo constante que hace que los glóbulos blancos vayan en su defensa formando una burbuja alrededor de la zona de piel pronta a desfallecer.
b. Los callos son el endurecimiento y acumulación de células muertas alrededor del punto donde la presión y el roce se ha hecho constante para dar mayor protección.
c. Un clavo es lo mismo que un callo, aunque tiene una parte central que al punzar puede ser dolorosa.

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