sábado, 24 de marzo de 2018

El frío nos obliga a ir más al baño

Lo que es un hecho, es un hecho. Ponga a unas cuantas personas en un refrigerador y empezarán a ir al baño. Bueno, dejemos el tiempo de las bromas. Si en una situación de bajas temperaturas, usted no ha sentido más deseos de ir al baño, lo que decimos puede resultar falso. Pero al referirnos a modelos estadísticos, estamos seguros de que una buena mayoría aumenta las idas al retrete a desocupar la vejiga en casos de frío. Esto puede deberse a un par de cosas. Cuando hace calor perdemos agua de desecho por la piel, pero en los casos de frío, en los que nuestra piel no suda, se incrementa el trabajo de los riñones, dando como resultado una mayor cantidad de impresiones de que nuestra vejiga está llena. Por otro lado la dirección del flujo del calor es de lo más caliente a los más frío y en un ambiente de baja temperatura nuestro cuerpo gastará energía manteniendo caliente el producto de la vejiga, por eso al desalojarlo, la energía que usábamos para mantener aquello caliente se distribuye mejor y nos parece que ha disminuido la cantidad de frío, aunque en consecuencia nuestra temperatura permanece estable, nuestra percepción es más compleja. 

Ajustes:
a. Vamos al baño cuando hay frío porque nuestro cuerpo suda menos y le da más trabajo a los riñones.
b. Podría deberse también a la cuestión del equilibrio térmico y de la dirección del fluido del mismo.
c. Una tercera hipótesis podría sostenerse como consecuencia de la mayor energía necesaria para mantener el organismo en la temperatura adecuada, lo que obligaría al cuerpo a trabajar más de prisa y en consecuencia a producir más desechos.

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